Microbiota en la lactancia: ¿leche materna o fórmula?
(…)In all beginnings dwells a magic force
For guarding us and helping us to live.
Stages, Hermann Hesse
Una mamá transmite parte de su ser a través del microbioma. De hecho, este es uno de los
muchos mécanismos mediante los cuales protege la vida y el bienestar de su bebé.
Actualmente se sabe que existe una estrecha relación entre la microbiota intestinal de un bebé y la
microbiota de la leche materna. Se ha demostrado que los microorganismos de la leche materna
pueden sembrar directamente una parte importante de la microbiota intestinal del lactante.
Saber esto, ha provocado que varios investigadores se pregunten sobre el impacto real de la
lactancia materna contra el uso de fórmulas comerciales, en la composición de la microbiota de los
recién nacidos.
¿Es igual la microbiota de mi bebé si lo alimento con fórmula o leche materna? La respuesta es no.
Los estudios han demostrado que el primer año de vida es fundamental para el desarrollo de la
microbiota intestinal de una persona. Al nacer se tiene una baja diversidad microbiana, pero la
composición se vuelve más amplia entre el primero y el segundo año de vida, asemejándose cada
vez más a la microbiota de un adulto. En este periodo inicial la leche materna representa el
elemento principal para la modulación de las características de la microbiota intestinal del bebé, no
solo por ser una fuente ideal de nutrimentos, sino también por contener microorganismos que,
mediante factores del sistema inmunológico innato, promueven estados óptimos de salud.
La presencia de microorganismos vivos hace que la leche materna tenga efectos superiores sobre
la integridad de la barrera y las defensas de la mucosa del tracto intestinal, en comparación con las
fórmulas.
Un dato curioso es que los bebés alimentados exclusivamente con leche materna tienen una
diversidad baja durante los primeros tres meses. No obstante, esta última aumenta
significativamente a partir de los seis meses (mucho debido a la introducción de alimentos sólidos).
En esta fase inicial del desarrollo de la microbiota, la baja diversidad no es un indicador negativo.
Se trata de una diversidad controlada, probablemente vinculada a una predominancia de
Bifidobacterias de tipo infantil, la cual fomenta la maduración del sistema inmunológico y reduce la
incidencia de infecciones.
Es importante tener en mente que la microbiota de cada persona tiene características específicas
dependiendo de sus necesidades individuales y de la etapa de vida en la que se encuentre. Los
hallazgos en adultos no pueden inferirse a bebés, ya que el ecosistema microbiano y el sistema
inmunológico de los bebés son bastante diferentes al de los adultos.
Por ejemplo, algunos investigadores han observado que Bifidobacterium representa el 40-60% de
la microbiota fecal de un recién nacido de 2 semanas, lo que aporta:
· Modulación del sistema inmunológico.
· Producción de vitaminas.
· Señalización de síntomas de dermatitis atípica en lactantes.
· Disminución de infecciones por rotavirus e intolerancia a la lactosa en niños.
· Mejor respuesta inmune a vacunas.
Con cada nuevo descubrimiento sobre nuestro cuerpo cambia, entre varios aspectos, nuestra
perspectiva con relación a la maternidad y su planeación.
Los hallazgos recientes sobre la microbiota humana vienen a reafirmar un principio clave de este
último proceso. La primera práctica necesaria para proteger el desarrollo físico de una futura hija o
un futuro hijo, consiste en aumentar los niveles de salud generales de la mamá, dentro de lo que
se debe incluir el mejorar el equilibrio de su microbiota intestinal.
Nutrióloga, Regina de la Regata
@regina.delaregata
FUENTE:
Ma, J., Li, Z., Zhang, W. et al. Comparison of gut microbiota in exclusively breast-fed and formula-
fed babies: a study of 91 term infants. Sci Rep 10, 15792
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