La microbiota está transformando la manera en la que muchísimas personas en todo el mundo fortalecen, mejoran y recuperan su bienestar físico y mental.

Si apenas te estás familiarizando con el tema, vale la pena recordar que la microbiota humana se refiere al ecosistema de microorganismos conformado por millones de células bacterianas, de virus, de hongos y de arqueas, que nos habitan de manera natural. Estos bichos han coevolucionado con nuestra especie desde sus inicios y representan para nuestro metabolismo un mecanismo indispensable de adaptación y sobrevivencia. Cuando nacemos heredamos de nuestra mamá las primeras colonias de microbios y durante los tres primeros años de vida, generalmente es ella quien, a través de la lactancia y del mismo contacto físico (como los abrazos), se encarga de nutrirlos, aumentar su diversidad y mejorar su equilibrio. Una dinámica de amor biológico que no se queda en la infancia, pues el perfil de microbiota que se forma en esta primera etapa impactará la salud en futuras etapas de vida.

Podemos comparar a la microbiota con un conjunto de aliados microscópicos que hacen posible nuestra existencia tal y como la conocemos. En especial hablando de las bacterias intestinales, comúnmente conocidas como microbiota intestinal. ¿Se te hace familiar el concepto? Se les llegó a conocer como “flora intestinal” y se intuía que nos ayudaban a estar bien. Pero lejos de ser flora, hoy se sabe que son un grupo de más de dos mil especies bacterianas distintas, implicadas (directa o indirectamente) en la modulación de todas nuestras funciones metabólicas, desde nuestra salud intestinal hasta nuestro estado emocional. Dentro de los mecanismos a través de los cuales la microbiota intestinal mejora la salud están: fortalecer el sistema inmune y aumentar las defensas; mejorar la digestión, el tránsito intestinal y la absorción de nutrimentos; generar energía y contribuir a la liberación y producción de compuestos benéficos (como neurotransmisores, moléculas antiinflamatorias, vitaminas y sustancias antibióticas).

Resulta increíble pensar que hace un par de años la palabra “bacteria” nos remitía principalmente a enfermedades o infecciones. Ahora sabemos que hay más bacterias buenas que apoyan nuestra salud, que bacterias patogénicas que la afectan. Es fácil entender por qué cada vez más especialistas de salud y bienestar, científicos, marcas de todos los sectores y personas alrededor del mundo están empezando a implementar los estudios de microbiota como una estrategia básica de salud preventiva o como una manera coadyuvante para recuperar niveles de bienestar.

¿Cómo lograr que tu microbiota apoye tu salud? Para aumentar la diversidad y recuperar el equilibrio de tu microbiota, lo primero que tienes que hacer es conocer las características de tu perfil de bacterias intestinales. Busca especialistas certificados en el tema y hazte una prueba científicamente validada que mida la composición de tu perfil completo de microbiota, su diversidad y el estado de poblaciones específicas de bacterias asociadas a diferentes condiciones. Con esta información, encontrarás un camino de hábitos saludables personalizado y preciso, pensando en tu salud y la de tus bacterias.