La Guerra de las Galaxias: tú y tus bacterias, aliadas contra un gran virus

Similar a la guerra de las galaxias, pero en un universo más cercano y microcósmico, diferentes elementos,
reacciones bioquímicas y microorganismos, luchan día a día por conservar el equilibrio y la fuerza vital de nuestro
organismo.

Nuestro cuerpo cuenta con un ejército de defensas que siempre está listo para resguardarnos frente a los agentes
que comprometen la salud. Y en época de guerra, los sistemas complejos de nuestro organismo se van preparando
para la batalla en contra de una posible invasión.

Cuando los soldados del cuerpo reconocen un microorganismo patógeno, saben qué estrategias utilizar para
atacarlo. No obstante, cuando es un enemigo desconocido, no siempre tienen los recursos para eliminarlo
fácilmente, aunque sí para combatirlo y debilitarlo.

La lucha se libra entre dos fuerzas, triunfando el más resistente.

Para enfrentar la pandemia del coronavirus necesitamos fortalecernos, potenciando  los elementos que nos
defienden, incluidos los 100 billones de microorganismos que pueblan los rincones de nuestro cuerpo, conocidos
como microbiota humana. En conjunto, esta microbiota forma un ecosistema que participa ya sea directa o
indirectamente, en todas nuestras funciones metabólicas, anímicas y muy importante, inmunológicas.

¿Qué microorganismos viven dentro de nosotros? Bacterias, virus, hongos, y arqueas. Sobresaliendo por su
diversidad, abundancia e impacto: las bacterias. La mayor parte de estas se encuentran en el intestino y junto con el
sistema inmunológico, inhiben a los microbios dañinos, evitando que provoquen estados de enfermedad. En parte
esto es posible porque nuestros aliados, cuando están en equilibrio y saludables, reconocen a los agentes enemigos
y los pueden combatir y expulsar.

En el caso del coronavirus, la contienda se vuelve más incierta porque la complejidad reside en que es un virus que
el cuerpo no reconoce todavía, por lo tanto, no ha desarrollado los anticuerpos necesarios. En este caso, la mejor
estrategia para el contraataque involucra a un gran equipo de defensa: una microbiota saludable.

Pero ¿en qué consiste tener un grupo de microorganismos sanos? Aunque cada perfil de microbiota es único y
diferente, una de las características que permiten medir su salud es la diversidad. Una adecuada diversidad implica
tener muchos grupos de bacterias distintas y que estén en abundancias proporcionales. Es decir, y volviendo a
nuestra analogía de la guerra galáctica, mientras más diversa sea la microbiota, se contará con una mayor variedad
de aliados, como lo son los soldados, generales, tenientes, y si es posible muchos Jedis. El equilibrio producido por
una buena diversidad va a ser clave como sistema de protección. De lo contrario, un desequilibrio en las
proporciones de bacterias produce permeabilidad intestinal e inflamación, reduciendo la efectividad del sistema
inmune para protegernos del potente virus.

En un ambiente perturbado, el sistema de defensas estará enfocado en resanar lo que está dañado y distraerá
recursos para protegerse de un adversario nuevo. Pero, cómo en cualquier guerra, un buen armamento es
importante para ganar la batalla, y en este caso los antiinflamatorios como la cúrcuma, el gengibre o la canela, y los
antivirales como lo son el ajo, la cebolla morada, la plata coloidal, el agua y el aceite de coco y en si los
potenciadores del sistema inmune y los alimentos antioxidantes, son las mejores armas para optimizar las funciones
de la microbiota y obtener una correcta salud intestinal, que aunados a una buena hidratación, actividad física,
sueño restaurador, adecuada oxigenación, suplementación y un organismo relajado logran ser un escudo infalible.
Generar energía, crear moléculas antiinflamatorias, sintetizar vitaminas y compuestos antioxidantes, absorber
minerales y convertir nutrimentos alimenticios en compuestos necesarios para los procesos inmunológicos, son
funciones indispensables para contar con un organismo listo para luchar.

Para fortalecer tu ejército de defensas, necesitas proporcionarle su alimento preferido, la fibra. Los prebióticos son el
alimento por excelencia de las bacterias intestinales. Por otra parte, para colonizar con nuevas bacterias debemos
incluir diversos fermentados en la alimentación diaria, ya que contienen cientos de bacterias probióticas en forma
viva. También puedes suplementarte con probióticos de una alta diversidad de cepas.
Claramente no son tiempos fáciles, tenemos que poner en marcha todas las medidas preventivas posibles y evitar a
toda costa los agentes pro-inflamatorios que debilitan el cuerpo y a las bacterias que habitan en él, como: aditivos
químicos, alimentos procesados, azúcar refinada, alcohol excesivo, tabaco, sedentarismo, mala calidad de sueño y
estrés.

Lo anterior es prioritario, como un abordaje de emergencia para cuidar nuestra salud física. Un cuerpo débil, corre
mayor riesgo. Una energía disminuida, tendrá menos fuerza para luchar. Pero una mente cansada, no resiste la
batalla.

Y para esto también las bacterias son tus mejores aliadas. Parte de sus funciones es convertir los alimentos en
sustancias que ayudan a liberar neurotransmisores como serotonina y GABA, asociadas a un mejor estado de
ánimo, a reducir el estrés, a tener un enfoque más positivo y a enfrentar mejor la ansiedad. Con una mente enfocada
podemos llevar la vivencia todavía más lejos, pues es cierto que estamos en guerra y no solo en contra de un virus,
también se libra una batalla de actitud ante la vida.
Hoy más que nunca, debemos dirigir los esfuerzos a proteger nuestra salud, depurar y nutrir nuestro cuerpo,
combatir la negatividad e integrar la experiencia vivida. Si tenemos la capacidad de conectar con nuestro interior,
todo lo que suceda afuera puede aportarnos una enseñanza, darnos claridad sobre la manera en la que
reaccionamos y sobre los recursos que tenemos para enfrentar un mundo eternamente cambiante.
Recuerda que las creencias impactan la forma en la que vivimos la realidad. Donde se pone la intención se
manifiesta la energía. Observa qué tipo de pensamientos, emociones y sentimientos te detona lo que estamos
viviendo. Porque ahí habitan muchas de las pautas para tu crecimiento, tu evolución personal y para enriquecer tu
sentido de vida.

Las crisis son por excelencia el agente de cambio más importante. A pesar de las pérdidas y el dolor, la guerra
también tiene sus virtudes. Quizá debamos confiar en que el planeta tiene sus propias formas de protegerse,
depurarse, nutrirse, combatirse e integrarse, por su bien y, a largo plazo, por el bien de todos los seres que
habitamos en ella.

Como personas y comunidad, en nuestras manos está la capacidad de vencer esta batalla física, mental y
emocional, y así restaurar el bienestar de todos.
Que la fuerza esté contigo y con tus bacterias.

 

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